· Publicado en Monográfico Andalucía Solidaria con la Población Refugiada

“Es triste ver cómo hay países que siguen construyendo muros, vallas, impidiendo la entrada de refugiados”

“Es triste ver cómo hay países que siguen construyendo muros, vallas, impidiendo la entrada de refugiados”

La crisis de refugiados que está viviendo Europa es una situación manejable que solo requiere del esfuerzo común de los estados. María Jesús Vega, portavoz de ACNUR en España ha participado en el programa de Este a Oeste en la Onda Local de Andalucía para analizar y conocer la terrible situación de la población refugiada que está llegando de Europa. 

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En esta entrevista, Vega asegura que lo que está llegando a Europa es una ínfima parte de la crisis global de refugiados, que contabiliza ya a 60 millones de personas desplazadas. Además resalta que es necesario invertir en cooperación para mejorar la vida de los países empobrecidos o con conflictos internos que amenazan la seguridad de las personas. Sostiene que los refugiados y demandantes de asilo emprenden estos arriesgados viajes pensando que en Europa se respetan los Derechos Humanos, por eso, dice, recurren a todo lo que tienen para huir de la guerra o la pobreza. Vega critica la actuación de algunos Estados que están entorpeciendo el paso de estas personas hasta Europa. Y se demuestra en la tibieza del resto de países ante estas actitudes xenófobas.

¿Cuál es la situación de estos refugiados que están huyendo de situaciones de violencia?

Los perfiles que estamos viendo de ese más de medio millón de personas que han llegado a las costas europeas, principalmente a Grecia y a Italia, son personas que están huyendo de Siria, Afganistán, Iraq, de Somalia, etc. Gente que ha vivido situaciones terribles de guerra, de persecución por razones de raza de opinión y religión y han salido de sus países para proteger sus vidas y llegando a otros países para encontrar esa protección.

Y ante la ausencia de medidas y oportunidades para desarrollar una vida normal sobre todo por la sobrecarga que tiene muchos de esos países como Siria. Un ejemplo clarísimo es este país con cuatro millones de refugiados que están prácticamente en países como Turquía, como Líbano Jordania e Iraq.

Esta situación mantenida cuatro años sin un apoyo de la comunidad internacional fuerte crea redes de gente ya sin recursos, sin posibilidad de vivir dignamente, sin capacidad de darles nada a sus hijos, emprenden ya viaje a países de los Estados Miembros donde saben que hay respeto por los Derechos Humanos y donde se cree que puede haber cierta dignidad.

Y en materia legislativa ¿se están cumpliendo realmente los acuerdos internacionales ratificados por la Unión Europea?

Estamos viendo de todo porque aunque efectivamente la Convención de Ginebra y la legislación europea y la nacional de todos los países garantizan el derecho de asilo, el enfoque está fragmentado.

Es triste ver cómo hay países que siguen construyendo muros, vallas... que siguen deteniendo la gente e impidiendo que entren a mayores con gases lacrimógenos y a niños con bombas de agua.

Sin embargo, tenemos ahora la suerte que de que el tema de los refugiados está en la agenda prioritaria y esperamos que se logre una respuesta conjunta para que se pueda resolver como una crisis manejable que se puede llevar a cabo en los países europeos.

¿Qué impacto va a tener en el conjunto del mundo una situación tan grave como la que estamos viviendo?

Si miramos un poco mas allá de nuestra fronteras, nos damos cuenta que tenemos las cifras que se están desarrollando son las más altas registrada por ACNUR desde su existencia. Estamos con 60 millones de personas en situación de desplazamiento por conflicto, tanto refugiados como desplazados internos. Esta crisis global iba a llegar a Europa más pronto o más tarde. Mientras no invirtamos en prevención de conflictos y en resolución, en cooperación internacional, en reforzar derechos humanos en países en tránsito o en apoyar a aquellos países que tienen al 36% de la población de refugiados, vamos a seguir viendo el desplazamiento de gente que, como cualquiera de nosotros, gastaría el último cartucho para salvar la vida de sus hijos y de ellos mismos, arriesgándose en viajes donde han muerto ya miles de personas.